El jamón ibérico es un producto gastronómico que tiene éxito mundial. Es un alimento que gusta a casi todo el mundo y cuenta con muchos beneficios para nuestra salud. Sin embargo, como con casi todos los alimentos, las personas celiacas deben llevar cuidado con los alimentos que comen y llevar un control de aquellos alimentos que contienen gluten. Es por ello, que muchos y muchas celiacas tienen dudas de la conveniencia de comer jamón al no saber si éste contiene o no gluten. Para despejar esta duda tan recurrente hemos preparado este artículo en el que, con la ayuda de los expertos en jamones ibéricos de Jamón Puro Bellota, te ayudaremos a despejar y saber si tienen gluten o no el jamón ibérico.
¿El jamón ibérico tiene gluten?
Por suerte, el jamón ibérico es un producto libre de gluten, que puede disfrutar todo el mundo, incluidas las personas celiacas. Sin embargo, el problema viene cuando pedimos jamón ibérico en algún bar o restaurante y nos lo sirven acompañado de pan o nos lo preparan en lugares de la cocina o barra donde se produce la conocida contaminación cruzada.
El jamón ibérico es un alimento genérico de origen natural, libre de gluten por naturaleza, que ha sido procesado con un único ingrediente, que es la sal (y su propia grasa), para salarlo y dejarlo secar durante varios meses hasta conseguir su punto óptimo. De esta forma, al no haber estado en contacto con la proteína del gluten, que tienen cereales como el trigo, la cebada, el centro o la espelta entre otros, se convierte en un alimento libre de gluten y apto para celiacos. No obstante, cuando vayamos al supermercado y compremos productos envasados como el jamón ibérico o jamón serrano a lonchas, es conveniente revisar la etiqueta de composición e ingredientes. En algunos casos, puede contener ingredientes con los que no contábamos, que pueden sorprendernos para mal, o haya podido producirse una contaminación cruzada.
Lo mejor es comprar siempre productos que cuenten en su etiquetado con las especificaciones y cumplimento de las normativas europeas y recomendaciones de FACE (Federación de Asociaciones de Celiacos de España). Tanto los jamones como las paletas ibéricas, está recogidos dentro de la clasificación de alimentos sin gluten de la propia FACE, que puedes consultar aquí.
¿Tienen gluten los embutidos ibéricos?
Llegados a este punto, no podemos olvidarnos de otro producto ibérico exquisito como los embutidos. En este caso, lamentablemente, sentimos decir que los embutidos ibéricos sí pueden contener gluten. Como ya sabemos el gluten presenta una textura almidonada o chiclosa, que en la industria alimentaria ha venido muy bien como espesante. Por ello, en algunos chorizos, salchichones, lomos y demás productos de carnicería procesada podemos encontrar gluten. No obstante, esto no quiere decir que todos los embutidos ibéricos contengan gluten. Hay marcas y bodegas, que producen productos ibéricos de forma artesanal y libre de gluten, que son cuidadosas con la contaminación cruzada y sustituyen las harinas con gluten por otras como las harinas arroz o maíz.
Una vez más, nuestra recomendación es la de leer el etiquetado de los productos para aseguramos de lo que compramos y comeremos.
Cada vez son más las personas que se preocupan por lo que comen y evitan comer alimentos con gluten para hacer más fáciles sus digestiones, a pesar de no ser intolerantes a él y dado que esto no conlleva contraindicaciones para la salud al tratarse de una proteína con bajo valor nutricional y biológico, que puede ser sustituida por otras alternativas alimenticias.
Una de las preguntas más frecuentes que se plantean las personas al iniciarse en las dietas sin gluten es la relacionadas con las frutas y verduras. ¿Qué frutas y verduras contienen gluten y cuáles no? Para responder a esta pregunta, hemos contado con la colaboración de los expertos de la frutería Charito. Así que, ¡toma nota! Esto es todo lo que necesitas saber sobre el gluten en frutas y verduras.
¿Tienen gluten las frutas y verduras?
El gluten se emplea en la mayoría de los alimentos procesados. Sin embargo, a pesar de esto, no están sencillo como a simple vista parece y se esconde en alimentos que jamás habrías imaginado. Por ello, no es de extrañar que muchos se preguntes si alimentos tan básicos y naturales como las frutas y las verduras contienen gluten. Por tanto, para empezar se puede decir que todas las frutas, verduras y hortalizas son alimentos completamente compatibles con la alimentación para personas celiacas y libre de gluten, al igual que los frutos secos.
Sin embargo, cuidado. Como todos sabemos, el gluten se encuentra en cereales como el trigo, la cebada, el centeno o la espelta entre otros. Por ello, debemos tener cuidado con algunos alimentos preparados a base de frutas o verduras, que en muchos casos sí podrían contener gluten. Por ejemplo, el puré de patatas o las verduras rebozadas o enharinadas, que normalmente suelen contener harina de trigo.
En consecuencia, la mejor forma de controlar tu los alimentos o platos que contienen frutas y verduras están libres de gluten, es comprado las frutas y verduras frescas y preparándolos nosotros mismos.
Casos de frutas y verduras que sí contienen gluten
No obstante, podemos encontrar algunas excepciones de alimentos no cocinados elaborados a bases de frutas, que sí contienen gluten como en el caso de los higos secos, los frutos secos o la salsa de soja.
En el caso de la salsa de soja, debemos hacer una especificación. En el mercado podemos encontrar dos tipos de salsa de soja:
La salsa tamari, elaborada únicamente con soja, agua y sal. Que contiene un alto nivel de hidratos de carbono y hierro.
La salsa shoyu, es la más usada y conocida. Elaborada a partir de la fermentación de la soja junto con granos de trigo, agual y sal. Por lo tanto contiene gluten.
En el caso de los frutos secos, siempre es mejor comerlos crudos para evitar posibles contaminaciones cruzadas. A la hora de cocinarlos y en el proceso de fabricación, suelen añadirles especias y condimentos, al igual que harinas en el momento de freírlos. Por último en el caso de los higos secos, algunas marcas los recubre de harina de trigo para que se mantengan secos. Aunque es cierto, que algunas marcas ya los elaboran con harina de maíz.
¿Tiene gluten el tofu?
Probablemente, tras leer la información sobre la soja te preguntes si el tofu contiene gluten. Puedes estar tranquilo o tranquila. A pesar de ser un alimento ya elaborado con soja, generalmente no contiene gluten. Sin embargo, las variedades con sabor sí pueden contener ingredientes con gluten. Lo mejor es que antes de comprar el tofu, leas detenidamente la etiqueta y asegurarte.
Internet nos ofrece una gran cantidad de información, a la que se accede fácilmente con tan sólo teclear unas palabras. Ahora podemos convertirnos en unos grandes chefs gracias a los millones de recetas que se encuentran en la red. No obstante, si quieres mejorar tus habilidades culinarias a través de Internet, es mejor contar con una buena conexión a la red. En este artículo te contamos cómo lograrla y te aconsejamos cómo podrás mejorar tus habilidades culinarias.
Un buen Internet para unos buenos platos
Antes de encender los fogones y para evitar quedarte a medias con tu receta, párate a revisar si el Internet que tienes contratado es suficiente para tu vivienda. Para empezar, tendrás que valorar cuáles son tus necesidades: la velocidad que deseas, si quieres contratar también telefonía fija o una línea de móvil, etc. Una vez que tengas claros esos puntos podrás usar un comparador de tarifas móvil e Internet para ver quién ofrece los mejores precios a tus necesidades. En este enlace encontrarás cuáles son las tarifas móviles más baratas en la actualidad, muchas de ellas se pueden combinar con Internet en el hogar.
Otro aspecto que hay que valorar es si en la vivienda se puede contratar fibra o ADSL, aunque la mayoría de las grandes compañías como Orange, Yoigo y el resto disponen de ambas opciones. ¿Cuál es la diferencia? Principalmente, la fibra de Vodafone, Jazztel y el resto de compañías puede ofrecer velocidades más altas que el ADSL. Sin embargo, ni siquiera las grandes empresas como Vodafone pueden llegar a toda España con su fibra, este sería el principal problema: su cobertura.
¿Cómo mejorar tus habilidades culinarias con Internet?
Una vez que has contratado una tarifa de Internet adecuada a tus hábitos y necesidades, es el momento de bucear por las webs para cocinar tus exquisitos platos. A continuación te damos varias ideas para empezar:
Webs especializadas: anteriormente, había cientos de blogs de cocina, aunque ahora muchos han pasado a ser webs, el contenido es prácticamente el mismo. Dependerá de tus preferencias (postres, platos elaborados, etc) podrás buscar en unas webs concretas o en otras. Estos son solo algunos ejemplos de las que más están triunfando en la actualidad: Webos Fritos, Hogarmanía, Cereza en Flor, Cocinando entre olivos, Juego de Sabores, Recetas de rechupete, etc.
Cursos online: si te apasiona la cocina y quieres ir un paso más allá, no te lo pienses y apúntate a un curso online. De hecho, si te gusta el programa de Master Chef, en su web oficial cuentan con una plataforma de cursos. Mientras que si prefieres otros puedes elegir en espacios como Aprendum y AulaFácil.
Tutoriales de Youtube: si prefieres un video guiado para crear tu plato al mismo tiempo que la persona que se encuentra en la pantalla, esta es la lista de algunos canales cocina de Youtube que acumulan miles de visualizaciones: Me huele a quemao, Las Javi recetas, Club Campos, Las recetas de Pepa, El Cocinero Fiel, Cocina para todos, etc. En esta noticia encontrarás los 15 youtubers de cocina más seguidos de España.
Aplicaciones: por último, una opción fácil es descargar una aplicación culinaria. Aquí te damos también algunos ejemplos: Canal Cocina, ¿Qué cocino hoy?, Todas mis recetas, etc.
¿Qué significa tener un cerebro sano? Significa tener un cerebro que sea
capaz de realizar todas sus funciones vitales. Esto incluye funciones básicas,
como regular las funciones involuntarias del sistema nervioso autónomo y
funciones de nivel superior, como facilitar la cognición y la toma de
decisiones, y coordinar las habilidades motoras. Si bien el cerebro es
necesariamente un órgano increíblemente complejo, el proceso de
neuroplasticidad o capacidad del cerebro para sufrir cambios físicos y químicos
en respuesta a los estímulos, nos proporciona un grado significativo de control
sobre la salud de nuestro cerebro. En otras palabras, las elecciones de hoy
sobre nuestro estilo de vida tienen un impacto muy real en la salud actual y
futura de nuestro cerebro; que ese impacto sea positivo o negativo depende de
cómo vivamos nuestras vidas.
La neuroplasticidad puede funcionar a tu favor o en tu contra. Si bien el
proceso natural del envejecimiento maneja más o menos la parte de
«trabajar en tu contra», está completamente dentro de nuestras
capacidades aprovechar el poder de la neuroplasticidad para mantener o mejorar
la salud general del cerebro. Tomar un papel activo en la mejora de la salud
del cerebro puede ayudar a fortalecer el cuerpo frente a algunas de las
enfermedades crónicas más debilitadoras que conocemos, como son el Alzheimer,
la demencia, el Parkinson o la esclerosis múltiple. Afortunadamente, la ciencia
ha señalado numerosos factores que tienen el potencial de mitigar los efectos
del envejecimiento y mejorar la salud general del cerebro. Vamos a dar un
repaso a los 6 más importantes.
1. Haz ejercicio.
El ejercicio es lo más cercano que la ciencia moderna ha encontrado a una droga maravillosa. El ejercicio aeróbico ayuda a las personas a mantener un peso saludable, a mejorar el estado de ánimo y los niveles de energía, y a controlar los factores de riesgo de enfermedades crónicas como la presión arterial alta. Se ha demostrado incluso que el ejercicio tiene un impacto a nivel genético, ya que activa los genes responsables de crear el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). En un estudio de 2013 publicado en el Journal of the American Medical Association, se demostró que el aumento de los niveles de BDNF estimula el crecimiento de las células cerebrales y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas devastadoras como la demencia y el Alzheimer. Incluso si el cerebro ya está luchando contra una afección crónica, se ha demostrado que el ejercicio se correlaciona con resultados positivos y una mayor capacidad funcional en el Alzheimer y la demencia. Queda claro que sudar regularmente es bueno para la mente, el cuerpo y el alma.
2. Come más grasas saludables, antioxidantes
y alimentos que combaten la inflamación.
Por detrás del ejercicio el factor de estilo de vida más importante para
determinar la salud general del cerebro es la dieta. Los alimentos que consumes
tienen el poder de mejorar drásticamente la salud de tu cerebro y la de todo tu
organismo. En general, limitar la ingesta de azúcar y carbohidratos y maximizar
la ingesta de grasas y fibras saludables ayuda a reducir la inflamación y a mejorar
la salud en general. Además, aumentar la ingesta de alimentos ricos en
antioxidantes y compuestos antiinflamatorios ayuda a maximizar el potencial de
su cerebro. Ejemplos de estos alimentos son los vegetales de hoja
verde, los aceites de oliva y de coco, los arándanos, los aguacates e incluso el
chocolate negro.
3. Cuida tus bacterias intestinales.
Durante mucho tiempo se ha afirmado que la inflamación crónica sustenta muchas de las enfermedades más prevalentes, como el Alzheimer, la esclerosis múltiple y la demencia. Se entiende que la inflamación es una respuesta del sistema inmune a los invasores extraños percibidos en el cuerpo, pero en los científicos aún se encuentran a día de hoy resolviendo los mecanismos y el impacto de este estado. El Journal of Neuroinflammation publicó recientemente un estudio que, por primera vez, relacionó la inflamación en el intestino, específicamente la enfermedad inflamatoria intestinal, con el daño en el cerebro. Si bien este estudio específico se basó en ratones de laboratorio y, por lo tanto, sus conclusiones no pueden extenderse directamente a los humanos, un estudio reciente realizado en el King’s College de Londres presenta evidencia convincente del papel fundamental de la inflamación en la determinación de la salud del cerebro. Este estudio, que utilizó células cerebrales humanas para medir el impacto de una proteína inflamatoria común en el cerebro, ofrece la primera evidencia clínica de la capacidad que tiene la inflamación sistémica para debilitar la salud cerebral al detener la producción de nuevas células cerebrales y aumentar la tasa de disminución de las existentes.
4. Usa tu cerebro.
El dicho «úsalo o piérdelo” es perfectamente aplicable a este tema. Al igual que la aptitud física, maximizar la aptitud mental o la capacidad del cerebro para funcionar a un alto nivel requiere esfuerzo, pero puede lograrse con el ejercicio adecuado. Si no ejercitas tu cerebro aprendiendo cosas nuevas, no esperes maximizar su potencial. Numerosos estudios han demostrado que los esfuerzos para mejorar la aptitud mental en adultos mayores han resultado efectivos para aumentar sus capacidades cognitivas generales. Probar suerte con cosas nuevas, leer más y someterse a más desafíos mentales (crucigramas, juegos de memoria, etc.), son formas efectivas de mejorar el estado mental y la salud general del cerebro.
5. Pasa tiempo con tus amigos y familia.
Los seres humanos persiguen la conexión y el sentido de comunidad. Como tal, nuestros cerebros están conectados para prosperar en la estimulación que proporciona socializar con amigos y familiares. En un estudio longitudinal publicado por el American Journal of Public Health, las redes sociales más grandes se asociaron con una disminución del riesgo de desarrollar demencia al final de la vida. Otro estudio publicado en The Lancet arrojó resultados similares. Los datos longitudinales sugieren que los individuos socialmente activos parecen experimentar una menor incidencia de demencia y enfermedad de Alzheimer. Aunque los mecanismos de la mente para procesar las relaciones sociales son indudablemente complejos, los estudios mencionados sugieren que fomentarlas puede tener un gran impacto en la salud de tu cerebro.
6. Duerme tus ocho horas.
Todo el mundo sabe que una mala noche de sueño puede arruinar el día, pero ¿sabías que una mala higiene del sueño sostenida se correlaciona con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad arterial coronaria y Alzheimer? ¿O que la apnea del sueño se asocia con un empeoramiento de las convulsiones en adultos con epilepsia? Incluso hay evidencia que sugiere que los malos patrones de sueño podrían servir como un marcador temprano de afecciones neurodegenerativas como la demencia. Queda muy claro que no obtendrás nada bueno en tu vida si no te preocupas por dormir adecuadamente y descansar todas las noches. Medidas como cortar el café después del mediodía, reducir la exposición a la luz durante la noche y cambiar la hora del ejercicio a las mañanas, contribuirán a que puedas experimentar un sueño profundo y reparador esa la noche.
El semilla de algunas de las enfermedades más devastadoras que enfrentamos a menudo se planta años antes de que surjan los síntomas. Aunque actualmente no podamos evaluar estas enfermedades en sus estados iniciales, tú puedes hacerte responsable de mejorar la salud de tu cerebro y de fortalecer tu cuerpo contra estas afecciones. Simplemente toma las decisiones correctas en cuanto a tu estilo de vida. Asegúrate de que tus hábitos, lo que comes, lo que haces todos los días… todo está alineado con mimar tu cerebro y tu salud 😉
Habitualmente se publican en Internet artículos que afirman que la idea de
no consumir gluten es completamente exagerada. Por lo general, su conclusión es
esta: «Si bien sólo alrededor del 1.6% de los estadounidenses, aquellos
con enfermedad celíaca confirmada, necesitan seguir una dieta libre de gluten,
no hay absolutamente ninguna razón para que nadie más adopte esta
dieta».
Normalmente, declaraciones como estas se lanzan para convencer a las
personas que pueden estar considerando eliminar el gluten de su vida o que ya siguen
una dieta libre de gluten, para que vuelvan a comer alimentos que contengan
gluten. Claramente, para aquellos de nosotros que hemos realizado la
investigación para comprender cómo el gluten puede afectar a ciertas personas,
rechazar este tipo de sentimiento siempre ha sido un desafío.
Los autores apoyan claramente la noción de que la sensibilidad al gluten no
celíaca es, de hecho, muy real y, según los autores, muy común.
Además, los investigadores llaman la atención sobre el hecho de que las
personas con sensibilidad al gluten no celíaca pueden no solo tener problemas
gastrointestinales sino también otros problemas, como artritis, depresión,
nubosidad en la conciencia, dolor de cabeza, irritabilidad, dolor muscular,
neuropatía, ansiedad, anemia y dificultades de coordinación.
Y una vez más, el estudio ha sido publicado por la Asociación Médica Estadounidense
y ha sido escrito por investigadores afiliados a algunas de las instituciones
más respetadas del mundo, incluida la Escuela de Medicina de Harvard y el
Instituto Europeo de Investigación Biomédica.
Sin duda, seguiremos viendo publicaciones no científicas de detractores en lo que se refiere a la sensibilidad al gluten, independiente de la enfermedad celíaca. Creo que es muy importante que en los debates centrados en temas tan importantes, hagamos un esfuerzo por apoyar nuestros puntos de vista en una investigación respetada.
Ha habido bastante revuelo debido a una publicación reciente que afirma que
dejar de consumir alimentos que contienen gluten aumenta el riesgo de toxicidad
de arsénico y mercurio en una persona.
El informe, publicado en Science Daily , ha generado una gran polémica entre la comunidad libre de gluten ya que, después de todo, ¿quién quiere ser envenenado? ¿Dejar el gluten podría estar haciendo exactamente eso?
Demos un paso atrás y centrémonos primero en el título del informe: la
dieta sin gluten puede aumentar el riesgo de exposición al arsénico y al
mercurio. La primera duda que nos asalta es ¿cómo puede, el hecho evitar algo, aumentar nuestra exposición a productos químicos tóxicos?
El estudio encontró niveles más altos de estas toxinas en individuos con
dietas sin gluten, pero el motivo de ello es porque estos individuos comieron más de otros alimentos potencialmente contaminados con estos tóxicos en lugar
de granos que contienen gluten. El arroz, por ejemplo, es una opción popular
para las personas que abandonan el gluten, y los datos muestran claramente un
poderoso riesgo de exposición al arsénico en personas que comen mucho arroz.
Además, sabemos que la fibra ayuda al cuerpo a deshacerse de las toxinas. Y
dejar el gluten podría conducir a una reducción en el consumo de fibra.
Por tanto, el mensaje que se debe transmitir es que no aumentará el riesgo de toxicidad por arsénico o mercurio al eliminar algo (alimentos sin gluten en este caso), aunque sí puede aumentar al consumir alimentos con mayor contenido de toxinas o al limitar el consumo de fibra.
Diciembre de 2019 marca la publicación de un nuevo libro médico, El
microbioma y el cerebro (CRC Press). El texto presenta varios capítulos
centrados en una serie de temas importantes, entre ellos el papel de las
bacterias intestinales en una variedad de afecciones médicas, incluido el
autismo, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Alzheimer. El contenido
común en todo el libro, como se podría deducir por el título, es la relación
entre el intestino y la salud del cerebro. Los capítulos han sido escritos por
algunos de los investigadores y médicos más respetados de todo el mundo.
Dentro de la relación entre el intestino y el cerebro, el área que parece
estar recibiendo más atención en los últimos tiempos se centra en cómo las
variaciones en las bacterias intestinales pueden contribuir en última instancia
a alterar nuestro estado de ánimo. Es por ello que actualmente existe una investigación
bastante profunda para comprender la relación entre los matices de los
componentes bacterianos y la depresión.
En un estudio reciente publicado en la revista Nature Microbiology, investigadores
de Bélgica analizaron el microbioma intestinal en 1.054 individuos y comenzaron
a correlacionar sus hallazgos con mediciones tanto de indicadores de calidad de
vida como del estado de depresión de los participantes.
Las correlaciones reveladas por el estudio son bastante interesantes. Los
investigadores encontraron, por ejemplo, que aquellos con niveles más bajos de
un organismo específico, bacteriodes
enterotype 2, mostraron mediciones más bajas de calidad de vida, así como
una mayor prevalencia de depresión. Los indicadores de mayor calidad de vida se
correlacionaron consistentemente con niveles más altos de dos tipos de
organismos, faecalibacterium y coprococcus. Curiosamente, estos son
organismos que producen el butirato de ácido graso de cadena corta y también están
asociados con un estado de inflamación reducida.
Los investigadores fueron más allá y evaluaron la genética que subyace en la
forma en que organismos específicos fabrican neuroquímicos, los cuales se
sospecha que juegan un papel en la regulación de nuestro estado de ánimo. Sus
resultados fueron fascinantes, ya que se describieron las correlaciones entre
estas vías, incluidas las involucradas en los neurotransmisores dopamina y
GABA.
Si bien aún no tenemos la capacidad de sacar conclusiones sobre el papel de
bacterias específicas en la regulación del estado de ánimo, estos hallazgos
indican que al menos estamos en el camino correcto. Una conclusión importante
es la relación entre los niveles más bajos de bacterias que reducen la
inflamación y la depresión, ya que ahora reconocemos que la depresión es
fundamentalmente un trastorno inflamatorio.
Lo que queda claro con todo esto es que nuestras elecciones alimentarias tienen una gran influencia en la composición de nuestros grupos bacterianos intestinales y, como tal, nos ofrecen una herramienta que puede tener implicaciones importantes en estados como la depresión.
¿Cuánto tiempo es necesario para que cambien las bacterias intestinales de
una persona después de ésta que haya realizado cambios en su dieta? Muchos
asumirían que estos cambios, que suponen una adaptación de los microbios
intestinales a una nueva dieta, pueden conllevar semanas o meses. Sin duda, la
gente está ansiosa por conocer la respuesta a esta pregunta a medida que se
vuelven cada vez más conscientes del papel fundamental que juegan estos
microbios en nuestra salud general, en la regulación del peso y en el riesgo de
padecer enfermedades como diabetes, artritis, enfermedad coronaria e incluso
cáncer.
En un estudio reciente escrito por el investigador de Harvard Lawrence David, las dietas de seis hombres y cuatro mujeres de entre 21 y 33 años fueron manipuladas de varias maneras. Los sujetos mantuvieron un cambio específico en sus dietas durante cuatro días y se realizaron evaluaciones de sus bacterias intestinales mientras a continuación seguían una nueva dieta durante seis días.
Los hallazgos del Dr. David fueron bastante reveladores. Su equipo observó
algunos cambios bastante profundos en la
composición de las bacterias intestinales que ocurren sólo tres días después de
un cambio en la dieta.
Vivimos en un mundo donde la mayoría de nosotros esperamos que las cosas
sucedan rápidamente. Ya se trate de pedidos de Amazon Prime o de descargar una
película completa en cuestión de segundos. Ahora ya sabemos que nuestras
bacterias intestinales siguen la misma estela.
Por lo tanto, si deseas resultados rápidos en términos de salud o pérdida de peso, mima tus bacterias intestinales al máximo 😉
La sensibilidad al gluten puede generar una disfunción neurológica, una de las dos presentaciones más comunes dentro de las neuropatías periféricas. El tipo de neuropatía más común observada en el contexto de la sensibilidad al gluten es la que afecta a la capacidad sensitivomotora de los axones (parte de las neuronas por la cual circulan los impulsos nerviosos). En este estudio se ha hecho seguimiento durante varios años a 17 pacientes con neuropatía sensorial asociada a la sensibilidad al gluten.
El resultado es el siguiente: De un total de 409 pacientes con diferentes neuropatías periféricas, 53 (el 13%) tenían evidencia clínica y neurofisiológica de nauropatía sensorial. De estos 53 pacientes, 17 (el 32%) tenían evidencia serológica de sensibilidad al gluten. La edad media de aquellos con sensibilidad al gluten era de 67 años, y la edad media al inicio era de 58 años. Siete de aquellos con evidencia serológica de sensibilidad al gluten, padecían enteropatía (comprobado mediante biopsia).
Quince pacientes cambiaron a una dieta sin gluten, dando como resultado la estabilización de la neuropatía en 11 de ellos. Los 4 restantes seguían escasamente la dieta y fallecieron, al igual que los 2 pacientes que no optaron por un tratamiento dietético. La autopsia de 3 de estos pacientes reveló una inflamación en los ganglios espinales junto con una degeneración de las columnas posteriores de la médula espinal.
Conclusión
Las neuropatías sensoriales pueden ser una manifestación de la sensibilidad al gluten y pueden responder a una dieta sin gluten estricta.
El objetivo de este estudio es examinar la asociación entre la exposición prenatal al gluten y el riesgo de que la descendencia padezca diabetes tipo I.
Las participantes son mujeres danesas embarazadas e inscritas en la Danish National Birth Cohort (Grupo Nacional de Nacimientos Daneses) entre enero de 1996 y octubre de 2002.
Los datos sobre la ingesta materna de gluten se recopilaron a través de un cuestionario de 360 puntos sobre frecuencia alimentaria realizado durante la semana 25 de embarazo.
La información sobre la aparición de diabetes tipo I en los niños de las participantes, desde el 1 de enero de 1996 hasta el 31 de mayo de 2016, se obtuvo a través del registro del Registro Danés de Diabetes Infantil y Adolescente.
El estudio engloba los resultados de 101.042 embarazos en 91.745 mujeres, de las cuales 70.188 completaron el cuestionario de frecuencia alimentaria.
Tras eliminar del resultado los embarazos múltiples, los abortos, los fallecimientos anteriores al parto, la falta de información relativa al embarazo y los embarazos con ingesta enormemente alta o baja, resultaron 67.565 embarazos de 63.529 mujeres.
La ingesta media de gluten fue 13 gramos al día, siendo el extremo inferior menos de 7 gramos al día y el superior más de 20 gramos al día. La incidencia de la diabetes tipo entre los niños del grupo fue del 0,37% (n=247), con un periodo de seguimiento de 15,6 años (desviación estándar de 1,4). El riesgo de diabetes tipo I en la descendencia se incrementó proporcionalmente con la ingesta materna de gluten durante el embarazo*. Se observó que las mujeres con la ingesta más elevada de gluten (mayor a 20 gramos al día) tenían el doble de riesgo de que su descendencia desarrollara diabetes tipo I frente a las que consumían menos de 7 gramos al día**.
*Ajuste de ratio de riesgo de 1.31 por cada 10 gramos/día de incremento en la ingesta de gluten, lo que implica un 95% de confianza en el intervalo 1.00 a 1.72).
**Ajuste de ratio de riesgo de 2.00, lo que implica un 95% de confianza en el intervalo 1.02 a 4.00.
Conclusión
Una alta ingesta de gluten por parte de las madres durante el embarazo podría incrementar el riesgo de que sus hijos desarrollen diabetes tipo I.
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